Oh, alimento tan excelso y tan puro,
hecho en el principio de nuestros días,
con bellas y huertanas melodías
para pasar de la pobreza el muro.
Oh, gran rey, humilde en el tiempo duro
de escaseces; manjar de romerías,
oro de todas las Andalucías
que, en una, han construido su futuro.
Eres en el paladar ambrosía.
Llegaste de la cabaña al palacio,
pasando por majada y mancebía.
Por ello, sin duda te cantaría,
de haber podido, el mismísimo Horacio,
oh, Salmorejo, felicidad mía.
(José Luis Esparcia)
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